Noble corazón de niño
- Sara Berenice
- 20 ago 2021
- 2 Min. de lectura
[Cuento]
Ahí iba, el pequeño niño protagonista de esta historia, un día como cualquier otro, caminando de regreso a casa. El paisaje era deslumbrante. Al norte, un río de aguas cristalinas atravesaba el lugar y al sur, dos majestuosas montañas se teñían de blanco escarlata por la llegada del invierno y su nevada. Para llegar a casa, el pequeño y travieso niño debía atravesar un camino a la orilla de un aromado, colorido y hermoso bosque donde, la gente rumoraba, habitaban todo tipo de seres mitológicos.
Era época navideña y nuestro pequeño niño observaba con profunda melancolía a los habitantes del pueblo, quienes pasaban cerca suyo con carrosas llenas de regalos gigantes y pomponees saltarines. Con ojos llenos de ilusión, el niño miraba aquel ajetreado desfile de ostentosos objetos, pues sabía que aquello no serían algo posible para él. Había perdido las esperanzas, su familia era muy pobre y nos les alcanzaba para tan maravillosos obsequios navideños. Su padre, trabajador de la mina, había emigrado a la gran ciudad en busca de mejores condiciones de vida. Su madre, una mujer acabada por los años, padecía de una terrible enfermedad. Para que ilusionarse, ¡sabía de sobra que sus navidades nunca serían como las de los demás!
De repente, un pequeño murmullo en su oído derecho le hizo girar sobre sí mismo. Era una pequeña hadita del bosque que revoloteaba sus alas de purpurina junto a él. El pequeño niño dio un salto del susto, pero la dulce criaturita le invitó a que le siguiera. En lo profundo del bosque, el niño y la hadita ingresaron por un portal hacia el corazón de la naturaleza. Allí, por primera vez, nuestro niño logró ver a los seres mitológicos de los que tanto había escuchado hablar; estos jugaban, saltaban y cantaban alegremente. Nuestro pequeño niño fue invitado a unirse a la ronda de juegos y pasó toda la tarde junto a ellos. Al caer la noche, el niño se despidió de sus nuevos amigos y se dirigió corriendo a su hogar.
A la mañana siguiente, el niño fue despertado por gritos de alegría. Su casa estaba decorada con adornos navideños, el festín estaba servido en la mesa, los regalos ubicados bajo el árbol, su padre había regresado y su madre se había curado. Y al abrir su regalo leyó una pequeña tarjeta que decía: “por ser un niño de buen corazón, tu deseo de Navidad se ha de cumplir y jamás volverás a ser infeliz”.
FIN
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